viernes, 5 de agosto de 2011

Capitulo 7

Lo cierto es que eso era algo extraño, no... lo entendia ¿Andrew habia muerto? Y si era asi... ¿cómo es que ahora estaba vivo?¿Seria una de esas cosas que llaman ECM? Una... ¿experiencia cercana a la muerte? A un le seguia dando vueltas a eso, y a otras preguntas como: ¿Por qué Andrew podía ver fantasmas? o ¿Por qué yo le bloqueaba los poderes? y no solo a el, también a Nate. Nate, el chico que podía leer mentes y... ¡ah, si! que tambnién era un idiota al que ahora odiaba. Apreté la botella de agua que tenía entre las manos, solo pensar en el me ponía mala. Seguí apretando la botella hasta que el tapón de ésta salió volando y el agua mojó mi ropa y los libros que habian encima del escritorio.

-¡Genial!- dijo Andrew acercandose a mi con una toalla- has empapado mis libros.

-Lo siento- me disculpé. Le quité la toalla- trae, yo lo seco.

El puso los ojos en blanco y se volvió a sentar al borde de su cama, volvió a poner su ordenador portátil encima de su regazo. Lo miré un momento, pero el estaba mirando la pantalla del portátil. Bueno, el caso es que aun seguiamos investigando, pero nuestra investigación hasta ahora era todo un fracaso, no habíamos encontrado nada de nada. Y la verdad, era muy frustrante, nos valdría cualquier tontería, pero no habiamos encontrado nada que nos ayudara, nada que nos aclarara alguna de nuestras preguntas. Nada.
Andrew levantó la mirada del portátil, y sentí que me miraba.

-Eh, suerte que no te dejé el portátil- dijo intentando captar mi atención, porque ahora mismo estaba pensativa. Miré a Andrew- Seguro que se hubiera estropeado.

-Mmm... si, con la suerte que yo tengo, seguro- respondí sin ganas.

Miré la toalla que tenia en la mano. Sentí que Andrew me seguía mirando.

-Alyson... ¿estas bien?- preguntó.

Levanté nuevamente la cabeza, y sonreí.

-Si, estoy muy bien- el enarcó una ceja, no había quien engañara a Andrew- bueno, es que me hubiera gustado que hubieramos encontrado algo.

-Lo sé, a mi también- me sonrió para darme ánimos- pero... ¡eh! Podemos seguir investigando. No nos hemos saltado las últimas clases para nada.

Asentí, el tenia razón, no tenía porque ponerme asi. En algun momento encontrariamos algo que nos ayudara.

-Tienes razón- sonreí- oye, ¿crees que nos echaran la bronca por habernos saltado las últimas clases?

-Puede- se encogió de hombros.

-¿Puede?- pregunté medio sonriendo- ¡fijo que nos echan la bronca!

El sonrió, y miró nuevamente la pantalla del portátil. Yo sentí curiosidad, asi que deje la toalla encima del escritorio y me levanté de la silla en la que estaba sentada. Me acerqué a donde estaba el y me senté a su lado, el me miró y cerró el portátil de golpe.

-¿Qué pasa?- pregunté mirandolo.

-Mmm... nada- dijo mirando al suelo.

Yo lo estudié con la mirada, estaba mintiendo. Cuando Andrew miente siempre mira al suelo.

-¿Entonces por qué no me dejas mirar el portátil?

-Porque si- respondió el.

Tuve una idea.

-Hala, Andrew, ¡mira!- dije señalando la ventana.

El me miró como diciendo: "No soy tan estúpido" y puso los ojos en blanco. Vale, mi plan no había funcionado.

-Tonta- dijo el sonriendo- deberías haber pensado algo mejor para quitarme el portátil.

 Le saqué la lengua como una niña pequeña que no había conseguido lo que quería.

-Solo estaba viendo un video de un gato peleandose con su reflejo en el espejo.

-¿En serio?- pregunté, el asintió- Ah, muy bonito Andrew, se supone que estamos buscando cosas que no ayuden a saber porque...

-Lo se,  lo sé- me interrumpió- pero es que me aburrí después de estar buscando 2 horas seguidas y no encontrar nada.

Asentí. Yo también me había aburrido de buscar y no encontrar nada. De repente Andrew me miró. ¡Oh, no! era esa mirada de: "Tengo una idea". Le miré expectante.

-Sabes... quizá a llegado el momento de pedirle ayuda a Nate, el podría saber algo.- dijo el animadamente.

-¡No! No vamos a pedirle ayuda a ese... IDIOTA- dije enfadada.

-Alyson, tenemos que hacerlo.

Negué con la cabeza. No, definitivamente, no, yo no iba a pedirle ayuda a Nate, ni loca.

-Ni hablar. Andrew, Nate no nos cree, y lo sabes, le hemos dicho lo que sabiamos, que es muy poco, y ha pasado de nosotros. ¡No nos cree!

-Alyson, lo sé , pero... podemos convencerle y... - me levanté de la cama donde estaba sentada, y me dirigí a la puerta para salir de la habitación de Andrew.- ¿A dónde vas?

Suspiré.

-Tengo que hacer los deberes de Lengua- dije abriendo la puerta para salir fuera.- Adios- me despedí mientras cerraba la puerta de golpe.


Al día siguiente, a la hora del desayuno, me dirigí con mi bandeja de comida, donde estaba sentado Andrew comiendo una magdalena. Levantó la cabeza y me miró, yo aparté una silla y me senté, dejé la bandeja encima de la mesa.

-Hola- saludó el, yo me quedé callada un momento- ¿sigues enfadada?

-No estaba enfadada- dije encogiendome de hombros- solo tenía que hacer los denberes de Lengua.

El asintió. Lo cierto es que me había enfadado un poco, pero luego comprendí que era estupidez enfadarse por una tontería.

-Sabes, creo que será mejor que hable yo con Nate- dijo el mirandome- se que tu no quieres hacerlo, asi que lo haré yo.

¿Por qué? No quería que Andrew hablara con Nate.

-No- dije mientras negaba con la cabeza, el miró a una mesa cerca de nosotros, yo seguí la dirección de su mirada y vi a Nate sentado tomandose un zumo.- Andrew, no.

El miró a  la silla vacía que había a mi lado.

-Antes de que tu vinieras, ahí estaba sentado un fantasma- lo miré con curiosidad- era una chica y decía que le caes muy bien.

-¿Enserio?- pregunté sorprendida mientras miraba a la silla vacía que estaba a mi lado.

Volví a ver a Andrew y vi que se había levantado y se dirigía a la mesa donde estaba Nate. ¡Seré estúpida! Andrew me había engañado. Me levanté de la silla y me dirigí donde estaban ellos dos, Andrew estaba junto a Nate.

-¿Que quieres?- oí qe le preguntaba Nate a Andrew.

-Bueno, yo... queria- titubeó Andrew.

Yo me acerqué a ellos, y cuando estuve lo suficientemente cerca, Nate miró a su alrededor, parecía sorprendido, luego clavó su mirada en mi. Yo me planté delante suyo.

-¿Cómo lo has hecho?- preguntó el mirandome.

-¿El qué?- pregunté sin entenderle.

Andrew nos miró a Nate y a mi.

-Hacer... que se callen- respondió el- ¿cómo lo has hecho?

Miré a mi alrededor, había algunos que nos estaban mirando, seguro que se preguntaban que estaban haciendo los "raritos" hablando con Nate. Pero aparte de eso, casi todo el comedor estaba hablando, ya fuera con sus amigos, o por el móvil, casi asia que me doliera la cabeza de tanto ruido.

-¿De qué hablas?- pregunté- todo el mundo esta hablando.

El negó con la cabeza.

-Sabes, que no me refiero a eso.

¿Qué no se refería a eso? ¿entonces a que se estaba...? ¡Oh! Claro.

-Te refieres a lo de leer la...

-Si, me refiero a eso- dijo - Cuando te has acercado hace un momento, he dejado de... oírles.

Lo miré un poco sorprendida, luego asentí.

-Eso es porque te bloqueo los poderes.

-¡No es verdad! Eso es una tontería, no me lo creo.- dijo el.

Era por esto por lo que lo odiaba.

-¿Entonces como explicas lo que acaba de pasar?- pregunté enfadada.

Se encogió de hombros.

-¡No lo se! Pero se que tú, no me "bloqueas" los poderes.

Ya me había enfadado por completo.

-Eres... eres... ¡Tonto del culo!- le grité.

El me miró.

-¿Tonto del culo?- preguntó burlonamente- ¿por que no buscas mejores insultos en: buenosinsultos.com?

-¡Imbecil!- le grité- te dije que no se podía hablar con el- dije dirigiendome a Andrew- Le cogí de la muñeca- vamonos de aqui- lo arrastré nuevamente hasta nuestra mesa.

Cuando llegamos, me volvía sentar, y Andrew hizo lo mismo. Cogí la ensalada de la bandeja de comida y pinché un mini tomate con el tenedor. Andrew cogió su sandwich y le dió un mordisco. Lo mejor que podíamos hacer era haacer como si no hubiera pasado nada. Entonces oí pasos que se acercaban a nuestra mesa, luego alguien apartó la silla que estaba al lado mio y se sentó. Era Nate, yo lo miré sorprendida. El me devolvió la mirada. Andrew también estaba sorprendido. ¿Qué hacia el aqui?
Nate soltó un suspiro.

-Esta bien, me uno a vuestro grupo de los "raritos"
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Hola!! siento haber tardado tanto en publikar, de verdad qe lo siento, pero con las vacaciones y tal .. pues esoo, no me apetecía escribir, y hasta iba a dejar de escribir. Pero claro, aqui mi amiga Eli me ha estado pinchando para qe publike, y aqui esta el capitulo, que se lo dedico a ella ;) Tequierooo :P
Y si quereis pasaros por su blog, ella dise que no escribe bien, pero es mentiraaa :D su historia es muy interesante. Pasaros!!: http://curiosa-mirada.blogspot.com/

sábado, 28 de mayo de 2011

Capitulo 6

Ellos dos se seguían mirando, ¿cuanto llevaban así?¿dos minutos?

-Hola... ¿chicos?¿alguien puede decir algo?- pregunté

Ni una palabra, seguían igual que antes. Ojala pudiera saber lo que estaban pensando, ¡eh!, eso podía hacerlo, aunque solo fuera a Nate, porque los dos parecían estar en estado de shock. Me giré a Nate, cogí su mano, y cerré los ojos.

-Pero ¿qué estas...?- preguntó él.

Oí lo que estaba pensando: "Vale, esta chica si que es rara", yo le miré de mala manera.

-¡Eh! ¿quieres parar de llamarme rara?

Miró a otra parte, y oí como pensaba nuevamente: "Lo siento, es la costumbre, pero ¿querrias soltarme la mano de una vez? no me gusta que sepan lo que pienso" puse los ojos en blanco y le solté la mano.

-¿Qué ha sido eso?- preguntó Andrew.

Los dos nos giramos a Andrew.

-Veras, es una cosa muy rara, me pasa lo mismo que contigo, al parecer le bloqueo los poderes.


Otra vez miró a Nate algo sorprendido, luego me miró a mi.

-Tu... ¿le bloqueas los poderes?

Asentí. Nate nos miró a Andrew y a mi.

-Vale, vale, ¿alguien podría decirme qué es eso de que ella me bloquea los poderes?- preguntó señalándome.

Andrew y yo intercambiamos miradas, ¿era buena idea decirle lo que sabíamos? no era mucho, pero algo es algo.

-Esta bien, yo te lo diré- dije.

El me miró.

-Bien, te escucho.

-Vale, pero primero tendrías que sentarte- dije señalando la silla.

Suspiró, y se sentó en la silla. Me planté delante de el, y empecé desde el principio. Cuando terminé de contarle todo, se me quedo mirando. Se levantó de la  silla y dijo:

-No, eso es imposible.

-¿Por qué?- pregunté.

-Pues porque si, eso no es cierto ¿vale?

Se dirigió a la puerta de salida.

-¿Por qué te resulta tan difícil creerlo?- preguntó Andrew.

Nate se detuvo.

-Eso es imposible, yo no soy como vosotros.

Suspiré sonoramente, y puse los ojos en blanco.

-No... claro, tu no eres como nosotros, solo... puedes leer la mente- dije sarcásticamente.

-No es lo mismo- dijo.- yo no soy raro como vosotros, y no creo que lo que tu dices sea cierto.

Andrew intervino.

-Pues es la verdad, y si no te lo crees, es tu problema.

Nate sacudió la cabeza de un lado a otro.

-No, no me lo creo- dijo- vamos, lo fantasmas no existen. Ni chicas que te "bloqueen" los "poderes".

Lo miré claramente enfadada, ¿encima de que le contabamos lo poco que habiamos averiguado, el ni si quiera se molestaba en creernos aunque solo fuera un poquito? Me acerqué a el y puse los brazos en jarra.

-Esta bien, no nos crees, pero, hace un rato no parecias creer que era rara, si no recuerdo mal dijiste: Tu... me gustas mucho- dije imitando su voz

Andrew abrió los ojos de par en par. Nate sonrió.

-¿En serio te lo has creido?

Lo miré sin entender.

-Mi plan, era enamorarte, y asi... hubiera sido más fácil controlarte, podría haberte sacado información, sobre porque no puedo leerte la mente, o otro tipo de cosas. Pero vamos, ¿en serio creias que me gustabas?- preguntó burlonamente

-No, claro que no- respondí secamente.

El volvió a sonreir.

-No te ofendas, eres muy guapa y eso, pero... las prefiero rubias. En realidad, no eres mi tipo.

Yo lo fulminé con la mirada.

-Oh, ¡que alegría! En serio, es un alivio, porque a mi tampoco me van los tíos idiotas como tu que creen que lo pueden tener todo por su cara bonita. Y sabes, tienes mucha suerte, esta Academia esta llena de chicas rubias. Debí suponer que te iban las chicas sin cerebro.

-¿No me digas que estas celosa?

-Que te lo has creido, no me verás enamorada de ti ni aunque fueras el único chico de todo el universo. Antes prefiero tirarme de un acantilado.

El abrió la boca para decir algo, pero en ese momento sonó el timbre que anunciaba el fin del descanso.

-Creo que ahora tengo clase de Historia, no tengo nada que hacer con vosotros, asi que adios- dijo dando media vuelta para irse, pero se detuvo y se volvió a girar hacia a mi- una cosa más, nunca digas nunca.

Después de decir eso se marchó y Andrew y yo nos quedamos a solas. No se porque, pero estaba muy enfadada. Miré a Andrew y dije:

-¡Lo odio!

-A mi tampoco me cae muy bien, pero el puede saber cosas que... - se calló un momento al ver la cara que ponía- ...podrian ayudarnos, bueno, tecnicamente es como nosotros, puede leer la mente. Aunque el lo niegue, el puede saber algunas cosas que nosotros dos no sepamos. Quiza... algo que nos diga porque tenemos estos poderes.

Eso podía ser cierto, pero ahora mismo no quería saber nada sobre ese chico.

-Dejemos de hablar de el ¿vale?

El asintió, me acerqué a el y... se me había ocurrido una idea. Lo miré sonriente.

-Vale, no me gusta esa sonrisa.

Empezó a retroceder, mientras el retrocedía yo me acercaba a el.

-Tengo una idea, dejame probar una cosa- intenté cogerle la mano, pero el la apartó rápidamente.

-No, no. ¿Quieres involucrar a Craig en esto?- preguntó.

Lo miré sorprendida.

-Sabes, creia que el que leia las mentes era Nate- dije medio bromeando.

-Alys... no, paso de.involucrar a Craig en esto y... - el habia movido la mano y eso me dió tiempo para cogerla. cerrar los ojos y concentrame en...

-¿Para que soy bueno?- preguntó una voz muy familiar.

Abrí los ojos y vi a Craig muy sonriente, yo le devolví la sonrisa.

-¡Oh, no!- se quejó Andrew

-Craig, queria pedirte un favor...

Se le ensanchó la sonrisa.

-Lo que quieras preciosa.

Andrew puso los ojos en blanco. Me puse a contarle mi plan a Craig, no me llevo mucho tiempo explicarselo. Cuando acabé el asintió.

-Haber si lo he entendido bien, ¿quieres que espie al tal Nate durante un tiempo, y asi averiguar cosas sobre el, para después contaroslo todo a vosotros?

-¡Exacto!- exclamé.

-Es una pésima idea- dijo Andrew.

- A mi me gusta, también siento curiosidad por saber cosas sobre ese tío. Ademas, podré hacerle un par de travesuras, nadie se mete con mi chica.

Yo sonreí, me caia muy bien Craig, miré a Andrew nuevamente, el no estaba para nada de acuerdo en lo que planeaba hacer.

-Creo que empezaré desde ya- dijo Craig desapareciendo de nuestras vistas.

Yo le solté la mano a Andrew.

-Oye, se que no te gusta la idea, pero creo que saldrá bien. Ademas, siempre te estas quejando de que Craig no te deja dormir, y cosas asi. Ahora, te libarás de el durante un tiempo.

El negó con la cabeza.

-Sigue sin gustarme la idea- miró el reloj que habia colgado en la pared- y ya no hemos perdido casi quince minutos de clase.

Yo me encogí de hombros.

-Pues... no iremos a clase, yo tenía clase de Arte, y no soy una gran artista que digamos.

El suspiró.

-Yo tenía clase de Biología.

 Oh, vale, creo que Biología era más importante que la clase de Arte.

-Lo siento- me disculpé.

-Da igual, tampoco es que le importe a alguien en esa clase, en realidad, no le importo a nadie en esta Academia.

Yo lo miré y negué con la cabeza.

-Eso no es cierto, me importas a mi- el me miró extrañado- eres el único que me comprende en esta Academia, eres mi amigo, y... bueno, la gente piensa que soy rara y que tu también lo eres, pero me da igual ¿sabes? Al menos podemos ser raros juntos, porque yo creo que la amistad es eso, y prefiero mil veces que la gente piense que soy rara a no tener amigos- dije con una sonrisa.

El me mostró una de esas sonrisas torcidas de las suyas.

-Me alegro haberte conocido- dijo el- hace mucho que no tengo un amigo de verdad, bueno, una amiga, y tampoco se puede decir que los amigos que tenía antes de que me ocurriera esto, fueran mis amigos de verdad. Eres diferente a cualquier chica que haya conocido, pero en el buen sentido ¿eh?

Asentí, el me había contado que antes, cuando era normal, tuvo un accidente automovilístico, después de ese accidente, veia fantasmas por todos lados, y claro esta, nadie le creia. Andrew también decía que había... muerto, yo no entendía muy bien eso, dijo que después de chocar con el otro coche, vió una luz, y que los médicos habían dicho que fue un milagro que hubiera sobrevivido de ese accidente.

miércoles, 6 de abril de 2011

Capitulo 5

Alyson


No podía moverme de donde estaba. Ese chico me estaba mirando, el tal Nate. Era muy guapo, pero, la pregunta era: ¿por qué me estaba mirando? Me había atrapado con la mirada, tenía los ojos azules, eran muy azules, incluso más que los mios, eran como el azul del cielo. Su pelo era de un marrón claro. Cuando me había dado cuenta de que me miraba, me había puesta roja.

-Señorita Weston, encima que llega tarde ¿quiere hacernos perder más tiempo de clase?- preguntó el profesor.

El chico miró al suelo, liberándome así de su mirada. Miré al profesor, que seguía a la espera de una respuesta.

-Si- dije, vi la cara de perplejidad del profesor- osea no, lo que quiero decir es que... Mejor me voy a sentar a mi sitio.


-Si, creo que eso estaría bien- dijo el profesor.

Me dirigí nuevamente a mi pupitre y cuando llegué, me senté en la silla, al lado mío no se sentaba nadie. Últimamente era una costumbre que llegara tarde a clase, y eso se debía a que Andrew y yo nos habíamos pasado estas dos últimas semanas investigando si había gente como Andrew, que pudiera ver fantasmas, o como yo, que pudiera bloquear los poderes. Pero lo cierto es que no encontramos mucho. Nuestra única fuente de información era Google, y en Wikipedia no se encontraba gran cosa que digamos. Pero acabamos encontrando algunas cosas muy interesantes. Como por ejemplo, un chico que podía hacer aparecer y desaparecer las cosas, aunque bien mirado, también podría tratarse de un mago, también encontramos algo sobre un niño que...

-Bueno chicos, como os iba diciendo, este es vuestro nuevo compañero Nate Bronson- dijo el profesor.

Miré un momento al chico que ahora parecía confuso, a lo mejor el profesor había dicho mal su apellido, la primera vez que pasó lista dijo mal mi apellido, algo como: Wenton,  ¿o eran Wentin? ya no me acordaba muy bien. El chico volvió a mirarme, bueno, Nate. Nuevamente sentí como las mejillas se me encendían y agaché la cabeza.

-... Espero que os portéis bien con vuestro compañero- volvió a decir el profesor- Nate, ¿quieres decirle algo a tus compañeros?

 Levanté la cabeza un momento, solo para ver como negaba.

-Bien, pues entonces, puede sentarte donde quieras.

Cogí mi mochila que se encontraba en el suelo, y saqué el libro de Lengua, mi cuaderno y el estuche, bueno el estuche aun no lo encontraba, rebusqué en mi mochila hasta encontrar el bendito estuche. Oí como unos pasos que se acercaban a donde yo estaba. Se detuvieron, cerré los ojos un momento y pensé: "Por favor, que no sea quien yo creo que es"

-¿Te importa que me siente a tu lado?- preguntó Nate.

Abrí los ojos y lo vi parado a mi lado.

-Eh, yo... no, claro que no, ese sitio no es el mío. No pone mi nombre o algo por el estilo- dije algo nerviosa.

El asintió y se sentó en el sitio vacío, junto a mi. Dejó la mochila en el suelo y empezó a sacar los libros. El profesor empezó a dar la clase. Oí como una chica decía: "¿Por qué se sienta al lado de la rarita?" Yo cogí un mechón de mi pelo y empecé a enrollarmelo en el dedo.

-¿Por qué haces eso?- preguntó Nate.

Le miré y vi que me miraba con curiosidad.

-Yo... Son cosas mías- respondí un tanto nerviosa.

Me miró extrañado y  luego abrió el libro de Lengua, por una página al azar.

-Vamos por la página 37- dije yo.

 Asintió y pasó las páginas hasta encontrar la página que le dije. Yo miré mi libro, y luego intenté prestar atención a lo que decía el profesor, pero me resultaba difícil porque sentía que me estaban mirando, yo sabía quien era, pero... aun así me sentía muy incómoda. ¿Por qué? ¿por qué ese chico no dejaba de mirarme?
Vale, esto era lo que iba a hacer, cuando terminara la clase me iba a plantar delante de él y le pedíria que me explicara porque no dejaba de mirarme, y también le diría que dejara de hacerlo porque me sentía como un mono de feria. Esta bien, esta bien, no creo que tuviera agallas para hacer eso, en realidad era una gallina, creo que una gallina era más valiente que yo en comparación conmigo. Lo único que quería ahora mismo era que sonara el timbre, para irme a clase de Español, aunque no era una de mis asignaturas predilectas. Pero ¡Dios mío!, solo quería eso ¿era tanto pedir?. Esta clase por lo general se me pasaba volando, era una de mis asignaturas favoritas. El profesor nos mandó los deberes, y hacer el resumen de un libro, para la semana siguiente. Miré el reloj que estaba más arriba de la pizarra, y casi me da algo al comprobar que aún quedaban unos 10 minutos. Me puse ha hacer los deberes de Lengua y, después de unos laaaargos minutos sonó el timbre. Me levanté casi de un salto, y metí rápidamente mis cosas en la mochila. Vi como el hacía lo mismo pero, no tan deprisa como yo. Cuando cerré la cremallera, me colgué la mochila del hombro y salí de clase casi a la carrera. Solté un largo suspiro al llegar a mi clase de Español, era una de las primeras en llegar. La profesora, que ya se encontraba en clase, me sonrío al verme, yo le devolví la sonrisa amablemente y me fuí a mi pupitre, dejé la mochila en el suelo, y me senté. Saqué los libros de Español y alguien preguntó:

-¿Tu eres Alyson? - levanté la cabeza y vi a un chico a mi lado- ¿Weston?

 -Humm... si, soy yo- respondí.

Me tendió un papel doblado, yo lo cogí y el se fue a sentar a su sitio. Abrí el papel, había algo escrito, leí:

Soy Nate, tu compañero de clase, el nuevo, ya sabes, ese que se sienta a tu lado. Bueno, te iba a decir  algo, pero te fuiste muy rápido de clase. Supongo que te preguntarás de que se trata ese algo. He pensado que sería mejor que lo hablaramos personalmente, y no por una estúpita nota, ya se que no me conoces, ni yo a ti, la verdad, pero es algo importante. Te espero en el salón de música después del almuerzo.

Tragué saliva , y volví a doblar el papel, ¡genial!, ¿de qué quería el hablar conmigo? ¿debía ir al salón de música después del almuerzo?.
Por culpa de esas dos preguntas me pasé las clases siguientes, dudando si debía ir a la sala de música, o no. Cuando llegó la hora del almuerzo me fuí a la mesa en la que nos sentabamos Andrew y yo, el ya se encontraba ahí sentado, viendo un libro, mientras escuchaba música en su iPod. Me senté en la silla, el levantó la mirada del libro y se quitó uno de los cascos.

-Hey, hola- saludó.

Asentí a modo de saludo, tenía la mirada clavada en la mesa.

-¿Te pasa algo?- preguntó.

Levanté la cabeza y le miré.

-No... yo... no se.

Tomó un trago de su zumo de piña y me siguió estudiando con la mirada.

-Vale, ¿qué te pasa?

¿Debía decirle lo del chico nuevo? era la única persona con la que podía hablar de esto, Andrew era mi amigo. Si, iba ha hacerlo. Suspiré sonoramente.

-Esta bien, te lo diré- el me miró expectante- ¿sabes que hay un chico nuevo?.

-Si, la gente habla mucho de el.

-Bueno, pues, va a mi clase de Lengua, y... se sienta a mi lado, desde que entré en clase no ha parado de mirarme ¿sabes? y cuando fuí a clase de Español, me mandó una nota diciendo que no encontraramos en la salón de música después del almuerzo. Lo que, mira tu por donde, ¡es casi ahora!

-Y... ¿piensas ir?- preguntó el.

Me encogí de hombros.

-No lo se... creo que si.

El asintió y le dio otro trago a su zumo.

-Vas a ir a hablar a un tío que no conoces, humm... quien sabe, a lo mejor es un psicópata, o algo peor.

Me entraron las dudas nuevamente y empecé a sentir miedo.

-Ah, muchas gracias Andrew- dije con sorna- no había pensado en eso. Ahora estoy peor que antes, ¡muchas gracias!

El puso los ojos en blanco.

-Venga, ni que el fuera el lobo feroz y tu caperucita roja.

-¿Y tu quién se supone que serías?¿la abuelita?

Se pasó una mano por el pelo y sonrío.

-Creo que deberías ir- dijo- asi averiguarias de que quiere hablar contigo.

-Si, tienes razón, pero... aun no estoy segura de si debería ir.

Volvió a asentir y ahora parecía pensativo. Estuvo asi unos 2 minutos, luego me volvió a mirar y vi esa mirada suya, la que me decía que tenía una idea.

-Tengo una idea- dijo el al fin.

-Ya lo sabia- dije y el me miró extrañado.

Luego sacudió la cabeza y dijo:

-Vale, tu tienes miedo a ese tío ¿no?

Lo pensé un momento, haber, que no es que le tuviera miedo, solo era que, no se... había algo extraño en ese chico.

-No le tengo miedo- dije al fin.

Vi su rostro, que parecía decir: "¿en serio?"

-Puede... que un poquito- admití.

-Lo que yo decía. Bueno, tu vas a hablar con ese tío, yo me paso por ahí de forma "casual" dentro de 10 minutos. Y si te intenta hacer algo, o cualquier otra cosa, tu solo grita, estaré cerca de ahí- dijo.

Asentí, esa parecía una buena idea.

-Esta bien, pero... ¿qué grito?- pregunté, se encogió de hombros- vale, entonces solo gritaré en clave, ya sabes, algo como: "¡Ayuda! el lobo feroz ataca a caperucita roja"

El puso los ojos en blanco, y movió la cabeza de un lado a otro.

-No, algo más normal.

-Emm... vale, entonces solo gritaré tu nombre-dije.

-Si, creo que eso sería lo mejor.


Después de que se terminara la hora del almuerzo, Andrew y yo íbamos de camino al salón de música, a medida que nos acercábamos yo me sentía más nerviosa y Andrew lo notaba.

-Eh, tranquilizate, ese tío no te va a hacer daño o algo parecido.

Asentí.

-Sabes, ya no estoy tan segura de que quiera ir a hablar con el- dije deteniendome a mitad de camino.

-Vamos, no pasará nada.

Me instó a que andara, y eso hice, ya casi habíamos llegado al salón de música, ahora mismo no había gente por aquí cerca, era la hora de descanso, media hora de descanso después de almorzar, y la mayoría estaría en su habitación, dando un paseo por el campus o en el salón de ocio. Andrew se detuvo y me miró.

-Bueno, yo te dejo aquí-dijo

Le miré alarmada.

-Pero... ¿no podrias acompañarme un poco más adelante?- pregunté.

El negó con la cabeza. Suspiré sonoramente, ¿por qué era tan cobarde? ademas, habia ido a clases de judo, asi que si intentaba algo le haría una llave de judo, y adios muy buenas. Si, eso haría.

-Esta bien, pero irás dentro de diez minutos ¿verdad?

El asintió y me sonrío para darme ánimos. Me puse en marcha nuevamente, hasta que llegué al salón de música, estaba parada delante de la puerta ¿debería tocar? opté por no hacerlo y giré el pomo de la puerta, entré y le vi parado junto al piano, de espaldas a mi. Sonaron unas cuantas notas musicales, sonaba bastante bien.

-Es una melodía muy bonita- dije, aunque no sabía si era para que se diera cuenta de mi precencia, o porque estaba nerviosa y no sabía que otra cosa decir.

-Gracias, aunque nunca me ha gustado mucho el piano- dijo aun de espaldas a mi.

-Entonces... ¿por qué tocas?- pregunté con curiosidad.

Se giró a mi y me miró un momento, otra vez sentí como me ponía roja.

-Supongo que es por la costumbre, mi madre me obligó a ir a clases cuando tenía 11 años- respondió.

Vale, hasta ahora no parecía tan malo como pensaba, era... ¿simpatico?

-Pues... se te da bastante bien- dije.

 Me miró con curiosidad, y luego sonrío.

-¿Qué?- pregunté.

-Nada.-dijo- Pero, no te he enviado esa nota para hablar de que se me da bien tocar el piano.

 -Oh, ya, claro ¿entonce qué era?

Se apartó del piano y se acercó a mi, yo me puse nerviosa de repente.No tenía porque ponerme nerviosa, era una estupidez. El solo era un chico normal, bastante guapo, al que se le daba muy bien tocar el piano y que no era un psicópata o algo asi.

-Tu... me gustas mucho-dijo.

 Yo me lo quedé viendo, el me miró expectante.

-Ja. ja, ¿dónde esta el chiste?- pregunté.

-No es un chiste.

-Ya... claro...

Di media vuelta para irme.

-¡Espera!-dijo.

Me cogió de la muñeca, ¿quién era este chico? Oí que decía: "Es guapa, pero algo rara. Hay algo extraño en ella" De un tirón hice que me soltara la muñeca y me giré a el nuevamente a el, estaba enfadada, ¿quién se creia este chico para decir eso de mi?.

-Oye, tu, no me gusta que la gente vaya diciendo por ahí, que soy rara, cuando no lo soy- ¿o si lo era? eso no venía al caso- y gracias por lo primero que has dicho, pero en serio, no me gusta que me llamen rara. Ademas, ¿sabes una cosa? yo también creo que eres extraño, y... un... ¡idiota!- grité eso último- Asi que si haces el favor de no llamarme rara la proxima vez te lo agradecería.

El chico me miraba estupefacto, se había quedado mudo. Ah, claro, ahora se callaba ¿no? cuando no se había cortado ni un pelo en llamarme rara, aunque en cierto modo lo fuera. Pero el no tenía ningun derecho a llamarme rara.

-Yo... no... he dicho nada de eso.- dijo el.

-Si lo has hecho, ¿crees qué estoy sorda o qué?- pregunté de mala manera.

Ahora me venía con que el no había dicho nada, ¡ya, claro!. Si lo había hecho cuando me había cogido de la muñeca y... ¡Espera! ¿cuando me había cogido de la muñeca?. Si el no había dicho eso, entonces... lo habia pensado. Empecé a verlo igual de sorprendida que el a mi. ¡Oh, Dios mío!

-¿Puedes leer la mente?- Preguntamos a la vez.

 Me giré nuevamente para irme y grité:

-¡Andrew!

El fué más rápido que yo y me bloqueó la salida. Se plantó delante de la puerta.

-¿Adonde crees qué vas?

Yo le miré alarmada, volví a abrir la boca para gritar, pero el me tapó la boca con la mano.

-No se te ocurra volver a gritar- dijo.- No le puedes decir a nadie que puedo leer la mente. Y no dejaré que te marches hasta que me lo prometas.

Yo asentí repetidas veces. El suspiró sonoramente.

-Esto es una mierda. ¿Por qué no puedo leerte la mente?

Le miré nuevamente sorprendida. ¿El no podía leerme la mente? Me quitó la mano de la boca. Esto se lo tenía que decir a Andrew, pero no podía estando el bloqueandome mi única salida. ¡Eh! yo había ido a clases de judo, podía hacerle esa llave, y tumbarle en el suelo. Me puse en posición, pero antes de que pudiera hacer algo, el me cogió del brazo, me dió la vuelta y me estampó contra la pared. Me había inmovilizada, tenía la cara aplastada contra la pared, el estaba detrás de mi.

-¿Se supone qué eso era judo?- Preguntó un poco burlón.

-Si- respondí sin aliento.

-Déjame decirte que se te da realmente mal- dijo- Para empezar, deberias haber sido algo más rápida en tus movimientos, ah, si, y tener en cuenta que yo también fuí a clases, y que soy cinturón negro.

Dios, el tío debía ser una máquina en judo para ser cinturón negro. El tenía toda la razón, se supone que debería haber sido mucho más rápida. Pero, supongo que olvidé mencionar que había sido la peor de la clase, y que siempre me habían zurrado de lo lindo. Estúpida de mi, no debería haberlo intentado siquiera, y si hubiera sabido que era cinturón negro, seguro que no lo habría hecho. Me me soltó el brazo y se apartó de mi, yo me giré lentamente hacia el.

-No se lo puedes decir a nadie, y cuando digo nadie, es nadie. Ni tampoco a tu amiguito, ese que he oído por ahí que es raro.- dijo.

-Ah, claro, ¿y tu no eres raro? puedes leer la mente- dije enfadada- y... casi me arrancas el brazo hace unos segundos.

-No te iba a arrancar el brazo. Ademas, tu también puedes leer la mente.

Yo sonreí.

-Eso es lo que tu te crees- dije en lo que a mi me pareció un tono misterioso.

Hice ademán de apartarme de el, pero el me detuvo.

-¿Qué quieres decir?- preguntó.

-No te lo voy a decir.

-Oh, ya lo creo que lo harás- dijo muy seguro de si mismo.

Si claro, ¿qué me iba a hacer?

-No lo haré.

-¿Estas segura?

Asentí, el sonrió y me empujo nuevamente contra la pared y me miró fijamente a los ojos, el corazón me empezó a latir muy fuerte. Era incluso más guapo si lo mirabas de cerca, sus ojos eran... tan bonitos.

-Ahora ¿me lo vas a decir?

Negué con la cabeza.

-Oh, vamos, ¿tiene que ver con qué cuando estas cerca de mi no puedo leer la mente de nadie?

Iba a volver a negar, pero, ¿qué acababa de decir?. Le miré nuevamente sorprendida, creo que solo me faltaba abrir la boca, para parecer más estúpida. Pero no podía responderle estando el tan cerca de mi, su rostro estaba a solo unos centímetros del mío. Abrí la boca para intentar decir algo, pero no me salió palabra alguna. Esto era totalmente imposible, yo... Esto no podía ser cierto. El me miró, y se apartó un poco de mi.

-Me... estas... diciendo que... ¿yo te bloqueo los poderes?- conseguí preguntar.

Me miró algo confundido.

-¿Qué tu me bloqueas, los qué?

Antes de que yo abriera la boca para responderle, la puerta se abrió de golpe, era Andrew, miró a Nate y dijo:

-Eh, ¡tú! apártate de ella.

Yo le miré alarmada, Nate también lo miró y se apartó de mi.

-Tu debes de ser su amigo- dijo Nate.

Andrew lo miró de arriba a abajo.

-Si, y tu debes de ser el psicópata que se dedica a molestar a chicas.

Nate sonrió.

-¿Psicópata?

Se fueron acercando el uno al otro. Oh, oh. No me gustaba como se estaban poniendo las cosas, asi que decidí intervenir.

-Andrew, no pasa nada, el no es un psicópata o algo asi.- me miró algo confundido, me puse en medio de los dos- vale, Andrew, este es Nate, puede leer la mente- dije señalando a Nate- Nate, este es Andrew, y puede ver fantasmas.

Los dos se miraron algo sorprendidos. Esto se ponía cada vez más interesante.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Capitulo 4

Alyson


Me quedé mirándolo unos segundos más, ¿qué hacia el aquí?, ¿y de qué quería hablar conmigo?
Cuando el me había estado evitando todos estos días.

-¿Puedo pasar?- preguntó.

Lo único que pude hacer fue asentir. Entró en mi habitación, cerré la puerta, el me miró. Me pregunté  que aspecto tendría, iba en pijama, ¿yo que iba a saber que el iba a venir? y menos a estas horas. Me ajusté la coleta.

 -¿Qué haces aquí?- pregunté.

-Tengo que hablar contigo, es importante.

No sabía si quería hablar con el, pero sentía curiosidad por saber de que quería hablar conmigo

 -Esta bien, te escucho.

 No se lo pensó dos veces y dijo:

 -Creo que me bloqueas los poderes

 -¿Qué?

-Lo se, se que suena raro, me la ha dicho Craig.

 Le miré sin entender, ¿quién era Craig? creía que el no tenia amigos.

 -¿Quién es Craig?- le pregunté.

 Me miró un momento.

 -Es un fantasma- respondió.

 -¿Un fantasma?- pregunté.

 El asintió. ¡Vaya! un fantasma, intenté hacer como si no me importaba, pero la curiosidad me mataba, así que pregunté:

 -¿Esta aquí?

 Miré a mi alrededor, aunque sabia que yo no lo iba a ver.

 -No... lo se-respondió.

 Lo miré nuevamente.

 -¿No se supone qué ves fantasmas?- le pregunté.

 -Se supone...

 No entendía nada, venia a mi habitación y me decía que... ¿yo le bloqueaba los poderes?

 -¿Cómo se supone que yo te voy a "bloquear" los "poderes"?- le pregunté.

Suspiró sonoramente.

-Sinceramente, no tengo ni idea.

Ah, ¡mira que bien!, osea que me dice que yo le bloqueo los poderes ¿y no sabe como?

 -Creo que es una tontería, mira, yo no creo poder hacer eso, ¿vale?.

Porque sinceramente, era la tontería más grande que había escuchado en mi vida. El miró al suelo, luego me miró un momento y dijo:

-Tienes razón es una tontería, será mejor que me vaya. Además no puedo estar mucho tiempo aquí.

 Se dirigió a la puerta. Yo reaccioné y le dije:

-¡Espera!, no puedes irte... aun.

Se detuvo.

-Ya te he dicho que no tengo nada que hacer aquí. Has como si no hubiera estado aquí ¿vale?

-Bueno, pues no puedo hacer eso. Mira, vienes a mi habitación y me dices que te "bloqueo" los poderes, ¿y quieres que haga como si no hubieras estado aquí?- pregunté.

 Asintió.

 -Es lo que te estoy pidiendo ¿no?

 -Pues no puedo, eres... un tío que ve fantasmas y...

Se giró a mi y me miró.

-Solo has como si "el tío que ve fantasmas" no hubiera estado aquí, no creo que sea tan difícil.

-Para mi, si.

 Sacudió la cabeza y se pasó la mano por el pelo. Pensé en algo rápidamente para que no se fuera, necesitaba un explicación.

-Vale, te propongo algo- dije. El me miró como diciendo: "¿el qué?"- ¿Qué te parece si te quedas aquí, y me explicas las cosas mejor?

-No, es tarde, y además le dije a la encargada que solo estaría aquí unos minutos.

Le miré con una mirada suplicante, esa que siempre me había funcionado con mamá desde pequeña. Creo que solo me faltaba un cartel de neón al lado mio, diciendo: Niña buena.
El suspiró sonoramente

-Esta bien- accedió al fin.

-Bien- dije yo.

 Le hice un gesto para que sentara en la cama que estaba al lado de la mía, en la que debía estar mi compañera de habitación. Si tuviera, claro. Yo me senté en el borde de mi cama, en frente de el.

-¿Qué es exactamente lo que te ha dicho craig?- pregunté.

 El se miraba las manos.

-Ha dicho que cuando tu apareciste yo no le podía ver.

 Asentí.

-¿Y sólo por eso ya te bloqueo los poderes?

 Al final decidió mirarme.

-Es que no es solo eso. Al principio yo tampoco me lo creía, pero luego pensé que tenía razón, porque cuando estaba hablando con Craig, de repente desapareció de mi vista, como si "cortaran la señal de la antena".

Pensé en lo que dijo,  recordé ese día cuando yo le vi, estaba hablando "solo", y luego cuando me acerqué a el, se calló y empezó a mirar a su alrededor, como si buscara algo. Quizá si tenia razón.

-Por eso parecía como si buscaras algo- no era una pregunta, más bien, era una afirmación.

Asintió.

-Y luego... Cuando te toqué...

Andrew me miró atentamente.

-Es verdad, casi había olvidado eso- dijo.- Me viste a mi, ¿no?, ¿pero luego que pasó con lo del mareo y la gente muerta?

-Si, te vi a ti rodeado de esa cosa negra, el aura. Lo del mareo sucedió cuando te toqué, y lo de la gente muerta lo vi en mi cabeza, a ti, y a esa gente.- recordé otro dato más de lo que vi ese día- Recuerdo que cuando estaba sentada en el suelo, me pareció ver a alguien a tu lado, pero solo duró unos segundos.

Andrew estaba pensativo.

-¿Craig?- preguntó.

Me encogí de hombros.

-Ni idea.

El miró al suelo.

-Y dices, ¿qué eso te ocurrió cuando me tocaste?- preguntó.

-Humm... Si, creo que si.

Todo esto era muy raro, y extraño, ¿de verdad le había bloqueado yo los poderes a Andrew? jamás en mi vida me había pasado algo así, en estos últimos 16 años nunca me había ocurrido algo parecido, era normal, ¿o no? ya no sabia que creer. Andrew levantó la mirada del suelo.

-Probemos una cosa-dijo.

Le miré sin entender nada.

-Un experimento, por llamarlo de alguna forma.- Volvió a decir.

-¿Experimento? los experimentos nunca se me han dado bien- admití.

 El puso los ojos en blanco.

 -Este es fácil, créeme.

 Me extendió la palma de su mano, yo la miré un momento, y luego le miré a el algo extrañada, y pregunté:

-¿Se supone que tengo que chocar esos cinco?

Negó con la cabeza.

-No seas tonta, dijiste que lo del otro día te pasó cuando me tocaste. Bueno, pues, házlo.- dijo el bastante animado.

Negué energéticamente con la cabeza.

-¿Por qué?- preguntó.

-Porque no quiero que me pase lo del otro día, te aseguro que fue una sensación horrible. Defintivamente no quiero.

La expresión del rostro le cambió, ahora parecía algo desepcionado. Me sentí mal, el seguía con la palma de la mano extendida hacia mi. Tragué saliva y me disponía a tocarle la mano, Andrew se dio cuenta y me miraba expectante. Cuando ya casi le tocó la mano, dudé un momento, suspiré, cerré los ojos y le toqué la mano.
Esperé a que apareciera el mareo, pero no pasó nada extraño, me decidí a abrir los ojos. Nada raro, solo Andrew que me observaba. Suspiré aliviada. Aparté mi mano, y Andrew se quedó con la mano aun extendida.

-Nada de gente muerta- dije satisfecha.

Bien, eso quería decir que no era un bicho raro, creo...
Andrew asintió. Le miré, luego, al verle así, recordé que ese día, cuando le devolví el libro y nuestras manos se rozaron, sentía ganas de saber que le pasaba y... quería ayudarle, hacerme su amiga. ¿Eso influía en algo? porque ahora cuando le he tocado la mano, solo sentía miedo. Miedo, al pensar que no era una chica normal, miedo a no ser quien yo creía ser, y miedo, al no ser esa chica de 16 años a la que yo creía conocer tan bien...
Pero, ahora ¿qué importancia tenia ya eso? ahora, ya no era esa Alyson, era una Alyson completamente distinta, una Alyson que al parecer bloqueaba los poderes de Andrew y una Alyson, que aunque no quisiera reconocerlo, era un bicho raro.

Entonces, decidí volver a intentarlo. Pero esta vez queriendo saber quien era Andrew y queriendo ayudarlo. Extendí la mano nuevamente hacia la de Andrew. Al darse cuenta, Andrew apartó la mano.

-No, ya da igual. No ha pasado nada, dejémoslo así.

-Quiero volver a intentarlo- dije.

Andrew se metió las manos en los bolsillos de su sudadera con capucha.

-Yo no.

Ahora que me había decidido a intentarlo otra vez, el no quería, ¡genial!. Pero yo no estaba dispuesta a rendirme tan fácilmente. Me levanté de la cama y me planté frente a el, le tendí la mano.

-Dame la mano- le dije.

-No voy a hacerlo.

-Lo harás, quieras, o no. Te lo estoy pidiendo por las buenas ¿eh?

Me miró algo divertido.

-¿Y qué se supone que vas a hacerme?- preguntó.

Me lo pensé un momento.

-Te advierto que fuí a clases de judo. No me obligues a hacerte una llave- amenacé.

Parecía que se estuviera aguantando las ganas de reír.

-Pues tendrás que hacerme esa llave de judo, porque no te voy a dar la mano.

Se me ocurrió un idea.

-Vale, esta bien, tu ganas ¿contento?

Hice como si fuera a volver a sentarme en mi cama. El se levantó.

-Creo que será mejor que me vaya a mi habitación. No me fío mucho de ti. Asi que... Adios.

Sacó una mano del bolsillo para despedirse. Bien, esta era mi oportunidad. Era momento de actuar rápidamente. Le cogí la mano, le habia pillado por sorpresa y no le dió tiempo a reaccionar.

-Pero que...- dijo Andrew

Me concentré y...


-¡Andrew!- gritó alguien.

Andrew se llevó la mano libre a la oreja.

-Maldita sea Craig. Te he dicho un montón de veces que no grites me vas a dejar sor...

No terminó la frase. Estaba hablando con el chico que estaba delante de nosotros. Ése, que hace unos segundos  no estaba en esta habitación. Estaba muy sorprendida, ¿cómo era posible? ¿ese era Craig?

-Jo, tío, llevo un buen rato intentando hablar contigo, creía que habías perdido el don. En serio, me estaba empezando a asustar.

-Craig, ¿qué haces aquí?- preguntó Andrew.

Yo no podía apartar la vista de ese chico que estaba delante de nosotros. Era algo más alto que yo, de pelo castaño, ojos marrones. Tenía la piel algo bronceada, llevaba unos vaqueros, un jersey azul marino, parecía de marca. En realidad, todo lo que llevaba parecía de marca, los zapatos, el reloj...

-Bueno, es que cuando te fuiste me sentí algo solo y te seguí. Luego oí que decíais mi nombre y entré aquí, pero tu no me hacías caso, hablabas con esta chica- dijo Craig mirándome.

Yo le seguía mirando, el también parecía sorprendido ahora.

-¡Hala!, ¿puede verme?- preguntó el mirándome.

Andrew, me miró.

-¿Alyson?- preguntó Andrew- ¿te encuentras bien?

Asentí. Craig sonrió.

-Hola, mi nombre es Craig, aunque creo que ya lo sabias.

-Hooo.... la- conseguí decir.

El se sentó en mi cama, me miró.

-Vaya, parece que hubieras visto un fantasma- bromeó

De hecho, si. El era un fantasma ¿no?

-Craig, será mejor que te vayas- dijo Andrew.

-No quiero. Además me apetece hablar con tu amiga.

Me sacudí la cabeza. ¿Esto estaba pasando de verdad? ¿o sólo era producto de mi imaginación?
Pero es que parecía tan real, no parecía un fantasma, bueno, al menos mi idea de lo que eran los fantasmas, siempre me los había imaginado translúcidos, con sábanas blancas, y arrastrando cadenas.

-Me llamo Aaaa... lyy... son- tartamudeé

Craig dirigió su mirada nuevamente hacia mi.

-Oh, ya lo se, bueno, os he estado espiando. A ti no te importa que me quede ¿verdad?- preguntó.

 Negué con la cabeza. Sonrió, y de repente apareció delante mío. Reprimí un grito, el corazón me iba a cien.

-¡Auuu!, no me aprietes la mano- se quejó Andrew.

Le miré y luego mi mano y la suya. Es verdad, aun seguía cogida de su mano, ¿qué pasaría si se la soltaba?
Solté la mano de Andrew y vi que Craig había desaparecido.

-No esta- le dije a Andrew.

-Oh, créeme, esta aquí, pero no podemos verlo. Además, es un pesado.- Casi gritó.

Volví a coger la mano de Andrew.

-Eh...

Y cuando lo hice Craig volvió a aparecer. Parecía enfadado.

 -Que no puedas verme no significa que yo no te OIGA- gritó.

Andrew puso los ojos en blanco.

-Es que quería que me oyeras.

Craig se acercó a Andrew.

-Deberías respetar a tus mayores.

Andrew se echó a reír.

-Lo haría, si te comportaras como tal.

Craig cruzó los brazos sobre el pecho. Los dos se miraban mutuamente. Yo quería relajar la tensión que había en el ambiente, así que pregunté:

-¿Cuántos años tienes? O bueno, ¿cuántos años tenías?

Craig abrió la boca para responder.

-Cinco- dijo Andrew.

Craig le lanzó una mirada envenenada.

-Ja ja, muy gracioso. Tengo 18 años recién cumplidos. Bueno, los tenía.

Se encogió de hombros. Luego sonrió, y se dirigió a mi.

-¿Y cómo es que eres amiga de Andrew?- preguntó.- Ya te habrás dado cuenta de que es algo raro, bueno, ve fantasmas ¿no? y también es un aburrido.

-Creo que yo también soy, algo rara- dije.- puedo verte, y, bueno, eres un fantasma.

 Se volvió a encoger de hombros.

-Si, pero tu eres guapa- dijo, y me guiñó un ojo.

Eso hizo que me ruborizara. Andrew movió la cabeza de un lado a otro.

-Craig, ¿quieres dejar de ligar con Alyson?, haz una cosa muy guay ¿vale? ¡Desaparece!

Craig negó con la cabeza.

-Paso, ademas, a ella le caigo bien, y no le importa que me quede.

Andrew suspiró sonoramente.

-A ella no le importa, pero a mi si. Así que si no te vas de aqui en diez segundos, te juró que no te vuelvo a dirigir la palabra en lo que queda de curso.

-No puedes hacer eso, sabes que eres el único con quien puedo hablar. -dijo Craig.

-Te quedan 9... 8... 7... 

-Pero...

-5... 4....- siguió Andrew

-Oh, ¡vale!, ya me voy.

Y cuando dijo eso último desapareció de la habitación.

-Creo que ya puedes soltarme la mano- dijo Andrew.

-Perdona- dije y le solté.

Otra vez nos habiamos quedado solos, aunque bien mirado, Craig podria estar aqui y nosotros ni enterados. Todo esto era muy raro, yo era rara, Andrew también era raro, era raro que yo le bloqueara los poderes a Andrew cuando estaba cerca de mi, y lo más raro de todo esto, es que cuando yo le tocaba podia ver fantasmas como el. Aun no acababa de creermelo ni yo, era tan irreal, estas cosas no pasaban, al menos eso creia yo. Aunque admitiera que Craig me caia muy bien, se supone que no deberia verlo ¿no? el, esta... muerto.

-Será mejor que yo también me vaya-dijo Andrew sacandome de mis pensamientos.

-No, aun no- dije- tampoco me hubiera importado que Craig se quedara, en realidad, me cae bien.

-Eso lo dices tu, ahora. Pero te aseguro que no dirias eso si el estuviera en tu habitación día y noche, por el día siempre es: "Andrew, te acompaño a clase" o "Andrew, tío, haber cuando te echas novia, yo a tu edad ya había tenido como 20".- Dijo imitando la voz de Craig.

Sonreí al oir lo último que dijo.

-No sonrías- dijo el serio- por las noches es aun peor, se pone a cantar "American idiot" de Green day a voz en grito, y no me deja pegar ojo, dice que Green day es su grupo favorito. - Puso los ojos en blanco.

Green day también era uno de mis grupos favoritos, una cosa que tenía en común con Craig.
Andrew se pasó una mano por el pelo.

-En serio,sera mejor que me marche.

-Pero... es que... tengo tantas dudas, se que es tarde, pero... solo seran 5 minutos, lo prometo- supliqué.

Negó con la cabeza.

-Lo siento, no puedo.

-Ya, pero, ¿crees qué hay más gente que pueda bloquearte los poderes como yo?- pregunté- O, que vea fantasmas o algo asi.

Se encogió de hombros, luego se puso pensativo.

-Creo que habría que investigarlo- dijo.

Le miré esperanzada, eso era buena señal ¿no?

-Entoces podriamos investigar ¿mañana?

Me miró un momento, supongo que debría ver mi cara de: "Por favor, por favor, por favooor"
Suspiró sonoramente.

-Esta bien, mañana- accedió.

Sentí como el rostro se me iluminaba de entusiasmo. El se giró hacia la puerta, y antes de girar el pomo de la puerta dijo:

-Adiós.

-Adiós- dije yo también.

Abrió la puerta y salió de mi habitación. Cuando el salió yo me tumbé en mi cama, y sonreí, pero, ¿por qué sonreía? hace un par de minutos, me aterraba la idea de ser un bicho raro, y ahora... estaba ¿feliz?. Ahora, me daba igual, no sabía la razón pero era asi, me daba absolutamente igual, era mi nuevo yo. La nueva Alyson.
Me entusiasmaba la idea de que mañana fuera a investigar más cosas sobre nuestros poderes, por llamarlo de alguna forma. Todo era tan... emocinante, además ahora tenía un amigo y eso me agradaba.



Nate

(Dos semanas después...)

Me encontraba apoyado junto al escritorio del profesor, y el profesor estaba a mi lado. Para mi mala suerte, me habia obligado a esperar a que aparecieran todos mis compañeros de clase, para presentarme. Era nuevo, aunque se supone que yo debería haber entrado a comienzos del curso, pero no fué asi, problemas familiares. Y, con "problemas familiares" me refiero a que mis padres estan en pleno proceso de divorcio, era la cosa más horrible que uno se pueda imaginar, no quería que mis padres se divorciaran, mi madre, quería quedarse con mi custodia, y mi padre también. Decía cosas como: "Nate, es un hombre, y debería quedarse con su padre" mientras que mi madre decía: "¿Y crees qué tu serías un buen ejemplo para el?, no quiero que mi hijo tenga tan mala influencia" cuando yo intentaba hablar y decirles: "A mi me gustaría opinar sobre con quién me gustaría quedarme" pero en vez de eso se limitaban a ignorarme y se ponían a discutir. Cuando les pregunté porque se divorciaban, mi madre me dijo que era porque ellos ya no se querían, pero yo sabía que eso era mentira. ¿Cómo lo sabía? lo había oído en la cabeza de mi madre, podía leer la mente. Cuando ella me dijo lo de que no se querían, pensaba en mi padre, y su supuesto viaje de negocios, que en realidad había sido ir a Nueva York con su secretaria, vi en la cabeza de mi madre las imágenes de ese momento. Ella se había ido a Nueva York para darle una sorpresa a mi padre, porque se acercaba su aniversario, pero la sorpresa se la llevo mi madre. Digamos que, le pilló con las manos en la masa.
¿Desde cuando podía leer la mente? ya casi no me acordaba yo era muy pequeño, tendría seis años, aun no lo recuerdo muy bien, solo recuerdo que... morí. Me parece que fué en casa de mi tía yo jugaba con mi prima, y, bueno, cuando uno es pequeño siemprele gusta hacer travesuras, mi prima y yo subimos a la azotea, nos tenían prohibido subir, como no había barandilla, en esa época no lo habian acabado aun. Bueno, el caso es que mi prima Jessica y yo subimos, ella era un año mayor que yo, en el piso de abajo se celebraba una fiesta la de mi tío Ben, había muchos mayores, Jessica y yo nos aburriamos y subimos la escaleras hasta la azotea, que solia tener la puerta cerrada, salvo en esa ocasión. Yo me puse a pegar saltos de alegria porque me encantaba estar ahí arriba, era muy guay, se veia todo tan bien, y, era de noche, se podían ver las estrellas, era muy bonito, había luna llena. Jessica se limitó a quedarse cerca de la puerta, y a decirme, que seria mejor que bajaramos y que si nos pillaban nos meteriamos en un buen lío, pero yo no le hice caso, me acerqué a la zona donde se supone que tendría que haber algo para apoyarte, la barandilla, miré abajo, había mucha altura, recuerdo que me entró el vértigo, Jessica gritó y yo me asusté y perdí el equilibrio y... me caí. Después de eso no recordaba nada más, sólo recordaba haberme despertado en un hospital, y que me dolía todo, tenía el brazo, la pierna, y no me acuerdo que más, rotos. La enfermera entró a mi habitación y me miró, luego dijo: "Será mejor que le de algo para el dolor, pobrecillo", yo tenía los ojos algo entrecerrados y dije: "Eso estaría bien, gracias" mi voz se oía rara. La enfermera me miró extrañada, "Perdona, ¡qué has dicho, cielo?" preguntó, "usted ha dicho que me daría algo para el dolor" dije. La enfermera me miró alarmada, luego oí que  decía: "Este niño esta peor de lo que pensaba", pero ella no había abierto la boca, ¿cómo era eso posible? en ese entonces fué lo que me pregunté. Al cabo de los años acabé comprendiento que "las voces de mi cabeza" no era que yo estuviera loco o algo asi, podía oir la mente de todo el mundo, muchas veces era muy agobiante oir todas esas voces en mi cabeza, y a veces me hubiera encantado que hubiera un interruptor de apagado que me permitiera dejar de leer las mentes, pero también tenía sus ventajas, siempre que me preguntaban algo en clase, solo oía lo que el profesor estaba pensando, y contestaba bien, aunque solo a veces me "equivocaba" pero era solo para no despertar sospechas. Nunca había tenido muchas novias, mi historial de novias se reducia a dos, y ninguna de las dos me habia gustado mucho, supongo que solo salí con ellas solo por no ser el único de mis amigos que no tenia novia, no habia sido dificíl la verdad, como podía oir lo que pensaban y sabia que cosas les gustaban, y que cosas no les gustaban. No me gustaba mucho eso de leerles la mente, era algo... no se... siempre sabian lo que estaban pensando, lo que pensaban de mi y... no me gustaba, eran muy superficales. Aveces me gustaría conocer a una chica diferente, alguien... con quien me sintiera a gusto, alguien... a quien no podria... Eso, era imposible. Sacudí la cabeza de un lado a otro, el profesor parecia algo molesto, al parecer su novia le habia dejado, después de 6 largos años. Ahora mismo pensaba en que odiaba dar clases a críos tan estúpidos como nosotros. Levanté la mirada del suelo, al oír lo que pensaba una chica era algo como: "¡Que bueno esta! si hubiera aparecido la semana pasada, cuando no salia con Tim a lo mejor me pensaba intentar algo contigo. Pero que digo, lo haré aunque salga con Tim". Comentarios como esos los habia oido muchas veces. Al parecer ya habian entrado todos los alumnos y el profesor se disponía a presentarme.

-Chicos, este es vuestro nuevo compañero, se llama Nate Br...

-Siento llegar tarde- se disculpó una voz femenina interrumpiendo al profesor.

Yo miraba a una mochila que se encontraba tirada por el suelo. Lo que me extrañaba era que no la había oído llegar. Pero eso me daba igual. Me estaba empezando a doler la cabeza ahora se oía en la cabeza de una chica: "Ahi esta la rarita, llegando tarde como siempre".

-Oh, como no, señorita Weston, ya decía yo que faltaba alguien.- Dijo el profesor.- Siéntese, por favor.

Oí como arrastraba los pies hasta dirigirse a su sitio, supongo. Y entonces... todo se quedó en silencio, no oía nada, ni una voz ¿cómo era eso posible? la gente no dejaba de pensar, de eso estaba seguro. La gente nunca dejaba de pensar. Levanté la cabeza y vi a esa chica, se le cayó un libro y lo recogió, estaba cerca de donde estaba yo. Cogió el libro, y,  se percató de que yo le miraba me devolvió la mirada, tenía los ojos azules, era muy guapa. Se puso roja como un tomate, no podía apartar la mirada de ella, había algo en ella extraño, pero, ¿qué era?. Espera, ya sabia lo que era, no podía leerle la mente. Eso era totalmente imposible.

martes, 15 de febrero de 2011

Capitulo 3

Seguía mirandome sorprendido, todo seguía moviendose a mi alrededor, el suelo no paraba de moverse debajo de mi, era como si alguien lo estuviera moviendo.

- ¿De qué estas hablando?- preguntó nervioso.

Por un momento el mareo parecio irse, intenté levantarme, solo para volver a caerme al suelo.

- Si me ayudas a levantarme quizá te lo pueda decir.

Se acercó a mi indeciso, yo le miré, ahora le veia borroso, me froté los ojos. Me tendió la mano, yo extendí la mia para cogerla, pero entoncees recordé lo que pasó cuando nuestras manos se rozaron, no quería que eso se repitiera. Aparté la mano.

- ¿No querías que te ayudara?

- Bueno, si, pero no quiero ponerme peor de lo que estoy- respondí.

¿Por qué simplemente todo esto no paraba? "Que pare de una vez, maldita sea" pensé. El cerró sus ojos durante unos segundos, los volvió a abrir, el seguía con la mano extendida hacia mi.

- No te vas a poner peor, lo prometo.

- ¿Cómo lo sabes?- pregunté.

- Confia en mi.

Le miré unos segundos, luego extendí la mano lentamente y cogí su mano. Esperé a que ocurriera algo, y si que ocurrió, el mareo se fué, ya nada se movía. Todo esto era de lo más extraño. Me ayudó a ponerme en pie, nos miramos mutuamente, aun seguiamos cogidos de la mano, aparté la mía, y, mierda, el mareo volvió otra vez. Me di la vuelta para irme y sentí que me caía hacia adelante, pero antes de que me diera un buen porrazo en la cara, Andrew me cogió por el brazo.

- Ten más cuidado- dijo.

- Es fácil decirlo, pero intenta tu dar un solo paso cuando parece que todo se mueve a tu alrededor.

Me puse nuevamente derecha.

- Pues entonces no des un solo paso.

Le miré, se agachó y cogió mi mochila del suelo.

- Vamos- dijo.

- ¿Adonde?- pregunté- tengo clase de Arte.

Puso los ojos en blanco.

- ¿Y piensas ir en ese estado?

El mareo seguía ahí, pero ya no era tan fuerte como antes, tenía que admitir que tenía razón.

- Pero no puedo faltar a clase- lo intenté otra vez.- Y menos en mi segundo día.

- De nada te iba servir desmayarte en medio de la clase.

Suspiré sonoramente.

- Si faltara, cosa que no se si voy a hacer, ¿a donde me llevarias?- pregunté- Y no pienso ir a la enfermería, dudo que se crean fácilmente que cuando te toqué me pusiera en este estado, y viera, lo que fuera esa cosa oscura que te rodea.

 Se pusó serio.

 - Aura- dijo.

 - ¿Aura? ¿qué eso?- pregunté.

- El Aura es un resplandor, una vibración luminosa o un campo de luz surgida del cuerpo humano. Ella rodea al ser de una luminosidad coloreada, más o menos ancha y viva, que depende del estado de ánimo y de la salud de su propietario.- respondió.

 Si, había oido hablar de eso, pero eso no existía ¿o si?

 - El aura no existe- dije.

 - ¿Entonces cómo explicas esa cosa oscura que me rodea?

 Pensé en algo rapidamente.

 - Pues... que... ¡tengo que ir al oculista!

Fué lo mejor que se me ocurrió decir, puso los ojos en blanco.

-Vale, esta bien, ahora me ire a clase y te dejare aqui sola- dijo.

Se apartó de mi dejó la mochila nuevamente en el suelo, hizo ademán de irse. La sesación de mareo volvió a mi.

- ¡Espera!- casi grité.

Se detuvo a mitad del pasillo, se giró a mi.

- ¿Que?

- ¿No me vas a dejar aqui sola, verdad?- pregunté.

- Eres imposible.

Cogió nuevamente mi mochila, se la puso al hombro, se acercó a mi.

- ¿Puedo?- preguntó.

Lo miré sin entender.

- ¿El qué?

Sin decir ni una palabra, pasó su brazo alrededor de mi cintura. Me puse rígida, pero eso solo duró unos segundos.

 - ¿Adonde vamos?- pregunté

 - A mi habitación- respondió

 Supongo que eso me desepcionó un poco.

 -¿A tu habitación?

 Asintió.

 - ¿Qué esperabas? ¿un escondite secreto?- preguntó.

 - Pues claro que no, no soy tan tonta.

 Vale, esta bien, quizá habia pensado eso, pero no lo iba a admitir. Me dirigió fuera de ahí, aun seguía algo mareada, asi que, que el me guiara ayudaba mucho.

 - Ahora, me vas a decir que es exactamente lo que has visto- dijo el mirandome.

 - Pues... te vi a ti.

 - Eso ya me lo has dicho, me refiero a  lo de la...

- ¿Gente muerta?- pregunté.

 No hizo falta que me respondiera. Asentí.

 - Vale, con lo de gente muerta, no es quiera decir eso de las pelis, ya sabes, en plan, muertos vivientes que salen de sus tumbas.

 Me miró un momento, proseguí.

 - Lo que quiero decir, es que te vi a ti rodeado de gente normal y corriente como tu o como yo, pero... algo me decía que... bueno, ya no pertenecian a este mundo, que ya no formaban parte del mundo de los vivos, no sabría explicartelo muy bien.

El me miraba, algo sorprendido supongo, pero lo ocultaba muy bien, asi que estaba del todo convecida.
Creia que me iba a tomar por loca, pero eso no pasó, más bien, parecía comprender de lo que estaba hablando.

- ¿Por qué todo esto no te sorprende?- le pregunté.

 Miró al frente, ya casi habiamos salido del edificio. Por suerte el mareo ya se habia ido completamente, un alivio, la verdad, para variar estaba bien no seguir teniendo esa sensación, que me producia ganas de vomitar. Se detuvo, oí pasos, me empujó contra la pared, se puso delante mio, mi respiración se volvió entrecortada. Cerré los ojos. Ójala no nos pillara quien quiera que fuera el que andaba por los pasillos.

 -Asi qué estabaís aqui...

 Era la voz de una mujer, se oia cerca de nosotros. Si, definitivamente nos habian pillado. Aun seguía con los ojos cerrados, abrí la boca para explicarle a la profesora porque estabamos aqui. Alguien me tapó la boca. Abrí los ojos, era Andrew, ¿y dónde estaba la profesora?. Andrew, señaló donde estaba la profesora, si, estaba cerca de ahí, pero no tanto como yo creia, se agachó y recogió algo del suelo, se levantó y vi que tenia dos gatitos.

-Sois unos mininos muy malos- les regañó la profesora.

Se alejó de ahí con los dos gatitos en los brazos. Andrew se apartó de mi, vi como la profesora se alejaba.

- ¡Eh! Eso no es justo, creia que estaba prohibido traer animales a la academia.

Andrew se encogió de hombros.

- Es que estan prohibidos los animales.

 - ¿Y cómo es qué... ? ah, claro, ya lo pillo, osea que como ella es profesora, puede traer a sus mininos,  ¿y yo no puedo traer a mi Boby?, es injusto- protesté.

 - Estoy seguro de que nadie sabe que tiene animales aqui, si lo supieran seguro que ya estaría despedida.
 
 - ¿Despedida?- pregunté.

 Asintió.

 ¡Vaya! despedida por solo traer unos gatitos.

 - ¿Podemos seguir ya?- preguntó.

 - Creo que si- respondí-. Pero aun no has repondido a mi pregunta.

Me instó a que andara, salimos fuera. El aire que corria me revolvió los cabellos, a el también, pero claro, a el no se le ponian los pelos en toda la cara. Y tampoco se estaba peleando con el viento como yo , en ocasiones como esta odiaba al viento.

 - No me creerias- dijo.

 Lo miré un momento.

 - Bueno, al menos inténtalo.

 Seguimos andando hasta las habitaciones de los chicos. Suspiró sonoramente.

- Veo... - titubeó-  ...fantasmsas.

Me paré en seco.

- ¿Fantasmas?- pregunté

- Fantasmas, espectros, gente muerta... o como quieras llamarlos.

¿Estaba de broma? seguro que era una broma. Se paró y me miró, supongo que estaba esperando mi reacción, algo en su rostro me hizo ver que no estaba de broma,  de alguna forma, se podria decir que todo esto encajaba, si, todo tenia sentido ahora.

 - ¿Hablas en serio?- pregunté.

 - Venga, dilo. Se que ahora mismo estas pensando que estoy completamente loco.

 Apartó la mirada.

 - Eso es... muy guay- dije.

 Me miró sorprendido.

- ¡¿Guay?!- exclamó.

- Si, me parece guay, poder comunicarte con personas que ya no pertenecen a este mundo.

- No, a mi no me parece en absoluto nada guay, no es muy divertido que los fantasmas te esten incordiando cada dos por tres- casi gritó.

Lo miré, no me esperaba esa reacción por parte suya, dejó mi mochila en el suelo, se dirigió casi a zancadas a los dormitorios de los chicos, yo me quedé donde estaba.

- Lo siento, yo... no sabia... - titubeé

Se detuvo. Aun se hallaba de espaldas.

- No, claro que no, tu no sabes nada, absolutamente nada, ni siquiera se porque te lo he contado.

Se adentró en el edificio, fuí y cogí mi mochila. Creo que ya no me volveria a hablar, pero, no tenia ni idea de porque se ponia asi, no tenia ni idea de nada, me fuí a los dormitorios de las chicas. Quizá ver fantasmas no era tan guay como yo creia. Todo esto era muy extraño, hasta hace tan solo un par de semanas, jamás habría creido en, fantasmas o auras. Parecia que fuera un sueño, un sueño muy extraño, pero a la vez queria saber más de ese "sueño". Entré en el edificio y me fuí a mi habitación.



 Andrew

  Estaba haciendo los deberes, bueno, al menos lo intentaba. Me dolia la cabeza, y para colmo Craig no paraba de hablar. Cerré los ojos un momento, me dolia mucho la cabeza, ni si quiera podia terminar de hacer la estúpida ecuación.

 - Oh, venga tío, ¿qué te parece si salimos fuera a dar una vuelta y charlar un poco?

 Me aparté del escritorio y lo miré de mala manera.

 - El único que estaría charlando sería yo. Al menos para los demas, y eso les daría más excusas para llamarme bicho raro.

 Se sentó en mi cama, y me miró.

 - Esta bien, no ha sido una gran idea

 Me giré nuevamente para hacer los deberes, cogí el lápiz. Me dolía muchísimo la cabeza, lo que daria por uma aspirina. Craig volvió a las andadas.

 - Oye, Andrew, aun no me has hablado de la chica del otro día. No me digas que...

Ya había colmado el vaso de mi paciencia. Me giré nuevamente a el.

- Oh, maldita sea Craig,- le grité-. ¿Quieres callarte de una vez? no haces más que fastidarme, y encima haces que mi dolor de cabeza empeore.

Se quedó callado y me miró con esos ojos marrones que tenia. Ahora hacia algo bueno en todo el día. Callarse. Craig solo sería unos dos años mayor que yo cuando habia muerto. Lo conocí el año pasado en mi primer día de clases. Desde entonces no habia parado de incordiarme, murió ahogado, o eso me habia dicho el. Ahora me había hecho acordar de Alyson, genial, lo que me faltaba ahora, había pasado unos cuatro días desde que le dije que podía ver fantasmas, lo cierto es que ni siquiera se porque se lo dije, creia que me tomaría por loco o algo asi, pero no. Eso no me había pasado nunca, la verdad es que antes yo no veia fantasmas, era normal, tenia amigos, y hasta me gustaba una chica, pero luego... ocurrió el accidente de coche. La primera vez que vi un fantasma fué cuando me dieron el alta y salimos fuera, me había pasado dos meses enteros en el hospital. Yo iba al aparcamiento de camino al coche de mi padre, el me habia dicho que me fuera adelantando, y vi a una niña`pequeña, de pelo rojizo, con una piruleta en la boca y una muñeca en los brazos, tendría unos 5 o 6 años. No paraba de mirarme, decidí ignorarla, pensé que sería una cría esperando a sus padres. Entonces me preguntó aun con la piruleta en la boca, "¿Puedes verme?", yo me detuve y la observé un momento, "Pues claro que puedo verte, no deberías hablar con la piruleta en la boca, te puedes atragantar", se encogió de hombros, me agaché hasta llegar a su altura, señaló mi brazo escayolado, "¿Qué te ha pasado?", miré sus bonitos ojos azules, sonreí. "He tenido un accidente", se puso triste. "Yo también" la miré sin entender. "¿Dónde estan tus padres?" pregunté, se encogió de hombros. "¿No sabes donde estan tus padres?" pregunté extrañado, "no" respondió, "Vale, esto es lo que haremos, tu me dices como son tus padres y yo te ayudo a buscarlos" intenté cogerle de la mano, pero ella la apartó, negó con la cabeza "¿por qué no?" pregunté, " Porque..". En ese momento oí la voz de mi padre. "Andrew, ¿qué estas haciendo?" Me levanté y me giré a el. "Papá, tenemos que ayudar a esta niña" dije señalando a la pequeña, el miró donde yo señalaba, "hijo, ahí no hay ninguna niña" dijo preocubado. "Pero si la estas viendo, esta ahí mismo" seguí señalando al a pequeña, ella solo me miraba a mi, "Vamos, dile a mi padre que.. " negó con la cabeza " El no puede verme, pero tu si". Mi padre se acercó a mi y me cogió del brazo. " Andrew, vamonos, estas cansado y... el médico dijo que tienes que descansar, seguro que solo son imaginaciones tuyas", me arrastró al coche, yo no querí irme, no queria dejar sola a esa niña pequeña, ella se despidió de mi. " Pero, papá, no podemos dejarla sola" insistí. Me obligó a sentarme y a abrocharme el cinurón, cuando el coche arrancó vi a la niña a través de la ventana. Después de aquello mis padres me enviaron a un montón de psicólogos, todos decian que tenía que dejar de inventarme a "mis amigos invisibles", pero yo seguía diciendo que no me los inventaba y que no estaban en mi imaginación. Oí a mis padres decir una vez que si seguía asi me llevarían a una clínica mental. Asi que decidí que no se lo podía contar a nadie, y le dijé a uno de los psicólgos que tenía razón, que solo me había inventado todo eso para que me dieran más importancia y que no lo volvería a hacer más, y se lo creyeron, porque lo cierto es que en casa eramos mis padres, mi hermano mayor Erick, mi hermanita Carly, y yo. Siempre daban más importancia a Carly asi que mis padres se lo creyeron, asi que me daban mimos, me compraban cosas y no paraban de preguntarme si me encontraba bien, y que si queria algo solo tenía que pedirselo. Vi un folleto de esta academia y me pareció una gran idea venir aqui, al principio se negaron, pero después de muchas súplicas y decirles que estaría mejor aqui que en el instituto, al final acabaron cediendo.

Y es por eso por lo que ahora me encontraba en esta academia, solo, y sin amigos, también era por eso por lo que no entendía como ella se lo había tomado asi y creia que era guay, cuando ni siquiera mis padres me habian creido, y hasta me habian tomado por loco. En estos cuatro días ella había intentado hablar conmigo, pero yo la evitaba, era lo mejor que podía hacer. Craig volvió a hablar.

- Lo siento Andrew- se disculpó- pero aun no entiendo una cosa, ¿cómo es que ese día en el pasillo no me viste cuando apareció la chica?

Lo miré sin entender.

- ¿De qué estas hablando?, no te vi porque te fuiste ¿no?

Negó con la cabeza.

- Yo estaba ahí contigo y con la chica, pero tu no parecias verme.

- No, eso es imposible, si hubieras estado ahí te habría visto- dije.

- Pero te te juró que estaba ahí, te grité me puse a hacerte señas y todo, pero tu no me viste ni me oiste, creí que me ignorabas y decidí irme.

Me negaba a creer aquello, no, claro que no, seguro que solo sería otra de las tontas bromas de Craig.

- Estas mintiendo- dije.

 - No estoy mintiendo, lo prometo.

Le miré y vi que decia la verdad, yo sabia cuando estaba bromeando, y ahora no lo estaba haciendo.

 - Pero... ¿cómo es eso posible?- pregunté.

 Me puse a pensarlo, no podía ser cierto, de ninguna manera

 - No tengo ni idea, tu eres el que ve los fantasmas- no le prestaba atención- lo que si se, es que cuando ella apareció, tu dejaste de verme y... fué... ¡como si te bloquera los poderes!

 Lo miré sorprendido, ¿qué era lo que acababa de decir?

- ¿Puedes repetir eso último?- pregunté.

 Me miró un momento.

 - ¿El qué?, ¿lo de los poderes?, ya se que no te gusta que lo llame asi, tu prefieres llamarlo maldición.

 Negué con la cabeza.

- Eso no, antes de eso.

 - ¿Los?- preguntó intentando bromear, pero lo dejó al ver mi cara de enfado-. Te refieres a lo de bloquear los poderes ¿no?

Asentí.

Justamente eso, pero ¿Alyson me había bloqueado los poderes?,¿cómo demonios iba a hacer ella eso?, me levanté de la silla y me dirigí a la puerta.

- Andrew, ¿adonde vas?- preguntó Craig mientras yo salia de la habitación.

Salí corriendo del edificio, aunque yo sabía que esto no tenia sentido, de alguna forma encajaba, y tenia que hablarlo con ella. Fuera todo el mundo se dirigia a sus habitaciones, algunos se pararon para verme. Corrí a las habitaciones de las chicas, pero no sabía cual era su habitación, me topé con una de las encargadas en vigilar el edificio, me cogió por el brazo.

- ¿Sabe usted qué no puede ir a las habitaciones de las chicas, verdad?, dígame su nombre.

Suspiré.

 - Andrew. Andrew Osman- respondí obedientemente.

Lo apuntó en su libreta.

- Por favor, solo será unos minutos, mi... compañera, con la que tengo que hacer un trabajo, me tiene que dar una información importante para el trabajo- mentí.

Me inspecionó unos intantes.

- ¿Qué trabajo?- preguntó.

Intenté inventarme uno rápidamente.

- El de... literatura- respondí.

Lo cierto es que ella no iba a mi clase de literatura.

- Esta bien, pero solo será unos minutos.

Asentí, habia tenido suerte. Sonrió, siguió nuevamente su camino.

- ¡Espere!- dije.

No sabia la habitación de Alyson.

- ¿Si?- preguntó girandose nuevamente a mi.

- Me he... olvidado el número de la habitación de mi compañera.

Negó con la cabeza, se acercó a mi.

- ¿Cual es su nombre?- preguntó.

¡Vaya! si que era maja esta encargada.

- Alyson- dije.

Sonrió.

- ¿El apellido?

Era cierto, intenté hacer memoria, intenté recordar cuando el profesor de matemáticas pasaba lista.

- Alyson...- dudé- Weston.

Miró su libreta y empezó a pasar las hojas.

- Habitación 314- respondió.- Pero dese prisa, ya es hora de ir a dormir.

- Gracias.

Sali pitando de ahí, me choqué con una chica que me insultó, por no tener cuidado. Cuando llegué a su habitación, me detuve frente la puerta, y toqué. Esperé unos instante, se abrió la puerta y la vi, llevaba puesto el pijama y el pelo recogido en una coleta, parecia tan sorprendida como yo de verme ahí.

- ¿Qué haces aqui?- preguntó.

- Tenemos que hablar- respondí

viernes, 11 de febrero de 2011

Capitulo 2

Preguntas, tenía muchas preguntas, para empezar, ¿por qué hablaba solo aquel chico? No había podido hacer los deberes pensando en ello, no, tenía que haber alguna explicación lógica, tenía el libro de Lengua abierto, pero no conseguía concentrarme. Quería hablar con alguien, pero, no tenía ni un amigo aquí. Suspiré. Y tampoco podía hablar con Molly, era tarde, necesitaba tanto el consejo de mi mejor amiga, ella y yo siempre habíamos sido como hermanas, nos lo contábamos todo. Terminé los deberes, me encontraba cansada, no me había ni acercado a cenar, la verdad es que no tenía hambre, solo quería acostarme en mi cama y dormir, esa  parecía una gran idea. Me levanté de la cama, cogí el pijama, me dirigí al baño y me puse el pijama, me cepillé los dientes, terminé, me miré en el espejo, mi rostro reflejaba cansancio. Salí del baño y me fui derechita a la cama, cogí la manta y me cubrí con ella, ahora la cama me parecía tan cómoda, cuando llegué aquí y me tumbé en ella por primera vez, me parecía demasiado dura. Supongo que cuando una tiene sueño, cualquier sitio le parece cómodo, apagué la lámpara de la mesilla, cerré los ojos y me quedé dormida

Me desperté y miré el reloj, eran las ocho de la mañana, las clases empezaban a las nueve, aparté la manta y me senté en la cama, me aparté los pelos de la cara, aun estaba medio dormida, me levanté de la cama, y me dirigía al armario, entonces tropecé con algo y me di un buen golpe en la pierna. Vi al causante mi caída, una zapatilla.

- Estúpida zapatilla- le dije.

Como si la zapatilla me fuera a responder, que tontería, volví a levantarme, rebusqué en el armario, cogí unos vaqueros negros, un jersey azul claro (regalo de Molly cuando cumplí los 16 años) y unas zapatillas. Fui al baño y me lavé la cara y los dientes. Ya vestida, me cepillé el pelo, pero esta vez me lo dejé suelto y me puse una cinta de pelo negro. Hoy estaba decidida a hacer amigos, cogí la mochila, eran las ocho y media, tenia que ir a desayunar, salí lo más rápido posible. Cuando llegué, el comedor estaba repleto, normal, era la hora del desayuno, me dirgí a la cola para pillar algo de desyunar, cogí una bandeja, en ella puse una manzana, un yogurt, una magdalena, un sandwich de jamón y queso, y por último un zumo de piña y uva. Fuí a una de las pocas mesas vacías que quedaban, me senté en la silla, dejé la mochila encima de otra silla, vi la bandeja de comida y cogí primero el sandwich, esta muy rico, hasta ahora no me había dado cuenta del hambre que tenía, cogí el zumo y le di un sorbo, y fué entonces cuando lo vi, no me fijado en el, era el chico de la capucha, lo vi con su bandeja de comida, me parece que se dirigia a una mesa vacía, también vi a un chico detrás suyo, eso no podía significar nada bueno, había gente que miraban expectantes que iba a hacer el chico, ese chico iba a mi clase de lengua, creo que se llamaba Kevin, y desde el primer momento en que le vi, sabía que no era una buena persona, vale, se que no le conocía personalmente, pero siempre había tenido, por llamarlo de alguna manera  la "habilidad" de saber cuando una persona era buena, y cuando no. En ese momento cogió al chico de la capucha por los hombros y lo empujó hacia delante, cerré los ojos, no quería ver aquello. Odiaba haber tenido razón repecto a Kevin, volví a abrir los ojos y le vi en el suelo, y su comida, la gente se reia de el, no se como podian ser tan crueles, si a mi me hubieran hecho eso, yo me hubiera echado a llorar y habría salido corriendo, pero el no, se puso a recoger algunos de los alimentos y los puso nuevamente en la bandeja, se levantó y se fué a una mesa vacía. Tomé una decisión, puede que luego me arrepintiera, pero ahora no. Cogí la mochila, me la puse al hombro, luego cogí la bandeja de comida y me dirigí a la mesa donde se sentaba el, sentía las miradas de todo el mundo clavadas en mi, "tranquila" pensé, "no te van a hacer nada". Llegué a su mesa, el miraba su bandeja de comida, levantó la cabeza y clavó su mirada en mi, yo sonreí. Tenía los ojos de un verde oscuro y era guapo, quizá más que guapo.

- ¿Puedo sentarme contigo?- pregunté.

 - No creo que quieras sentarte conmigo- respondió.

Asentí.

- Llámame loca, pero quiero hacerlo.

 Se encogió de hombros, tomé eso como un "si", puse la bandeja encima de la mesa, dejé la mochila en el suelo, y me senté frente a el, que volvía a mirar su bandeja de comida, si se podía llamar comida a eso, estaba todo espachurrado, intenté dar conversación.

 - Me llamo Alyson ¿y tu?

Ni se molestó en responder, mi intento de dar conversación había fracasado, se notaba que no quería hablar, ¿o quizá era que no le agradaba mi presencia?. Cogí la manzana y le di un mordisco, la gente nos seguia observando, y la verdad, era de lo más incómodo, cogí un mechón de mi cabello y lo enrollé en mi dedo, solía hacer aquello cuando me ponía nerviosa.

- Me llamo Andrew- dijo él.

Levanté la cabeza rápidamente, me estaba mirando.

- Oh, yo tenía un amigo en el colegio que se llamaba asi, aunque no me caia nada bien, era un pesado- me miró con cara rara- bueno, eso no quiere decir que tu me caigas mal, no te conozco.

- Creo que ni yo mismo me conozco- dijo el.

 Le miré sin entender.

 - ¿Qué quieres decir?

Negó con la cabeza.

- Nada.

Se giró a su mochila y sacó un libro, lo puso encima de la mesa y creo que se puso a leer, la "conversación" habia terminado. Al menos me había dicho su nombre, eso ya era un progreso. Tomé una cucharilla de plástico y me comí el yogurt, de fresa, mi favorito, me pregunté si el tendría hambre, sabia que no era mucho, pero yo podía darle mi magdalena.

- ¿Quieres mi magdalena?

Levantó la cabeza del libro.

 - No gracias, no tengo hambre

Bueno, al menos lo había intentado, seguí comiendo mi yogurt. Estuvimos asi un rato, el leyendo, y yo comiendo y pensando en mis cosas, sentí curiosidad por saber que estaría leyendo, cuando me decidí a pregutarle que estaba leyendo, sonó el timbre, yo pegué un salto del susto que me llevé, el cogió su mochila, yo lo seguí con la mirada, miré a la mesa, estaba el libro, me acerqué para ver que libro era, era el de Romeo y Julieta. Yo lo leí el año pasado para la clase de literartura, y Molly y yo vimos la peli, las dos nos echamos a llorar, Nick dijo que era una chorrada echarse a llorar por una peli. Sonreí al recordar a aquello, echaba de menos a Molly y a Nick más de lo que creia. Me levanté de la silla cogí la mochila del suelo, me la puse nuevamente al hombro, recogí la bandeja y encima puse el libro, me fuí a tirar los restos que quedaban de comida, a la basura, los tiré, pero antes cogí el libro. Salí fuera del comedor, vi a Andrew cerca de ahí, se dirigia a su clase, intenté seguirle para devolverle el libro, pero había mucha gente y lo perdí entre el gentío. Ya se lo devolvería, si lo volvía a ver, claro, pues claro que lo volvería a ver, estaba en mi clase de matemáticas. Ahora tenía francés, pero antes decidí ir a hacer una parada en la taquilla, cogí los libros de francés. Fuí a clase, era una de las últimas en llegar, me senté en el mismo sitio de ayer, a los pocos minutos apareció la profesora.

- Bonjour à tous.

 La clase respondió con otro bonjour, el francés no era especialmente una de las asignaturas que me mejor se me daban, la máxima nota que solía sacar era un siete. La clase se me hizo larga y aburrida, demasiado en realidad, la profesora me preguntó algunas cosas para ver como iba mi francés, por suerte supe responder perfectamente. Al fin la clase se terminó, yo puse los libros dentro de la mochila, y me disponía a irme cuando ví a un grupo de chicas cuchicheando fuera de la clase, también me miraban, casi todas eran rubias, entre ellas vi a la chica de día anterior, claro, ahora lo entendía todo, lo mejor que podía hacer era pasar e ignorarlas.

- Creo que va a buscar a su novio- dijo ella a mis espaldas.

Me giré a ella.

- Andrew no es mi novio.

Ella miró a sus amigas y sonrió.

- ¿Andrew? no sabía que el bicho raro tuviera un nombre.

- Yo tampoco- dijo otra.

Sonrieron como estúpidas.

- Pues como todo el mundo ¿no?, yo a ti no te llamo rubia de bote- dije.

Me miró con mala cara.

- Para tu información, mi rubio es natural.

- Vale, lo que tu digas no me importa.

Otra chica decidió intervenir.

- No es cierto Kayla, te teñimos el pelo de rubio el mes pasado ¿recuerdas?

Kayla se puso roja de la indignación.

- Oh, Jennifer ¡cállate!- le espetó Kayla.

Yo me eché a reír. No debia extrañarme que tuviera amigas tan tontas.

- Pero es la verdad- dijo otra.

Kayla se fué y las otras la siguieron.

- Kayla, ¡espera!

Bien, se lo tenía merecido, fuí a mi clase siguiente, Arte. Ya no había mucha gente por los pasillos, oí otra vez que alguien hablaba cerca de ahí, la voz era de Andrew, podría entregarle el libro, giré a otro pasillo y lo vi de espaldas.

- Déjame en paz, te he dicho mil veces que no puedo, además, ahora tengo una clase a la que asistir.

Otra vez hablaba solo.

- ¿Qué a quién le importa? pues a mi.

Me fuí acercando a el.

- Ya se que nadie...

Se calló y empezó a ver a su alrededor, como si buscara algo, yo me acerqué unos pasos más a el, se giró y me vió.

- Emm.., estaba hablando por el móvil- se excusó.

- ¿Un móvil invisible?- pregunté.

Sacudió la cabeza.

- No tengo porque darte explicaciones- respondió.

Tenía razón, iba a llegar tarde a clase pero no me importaba.

- Bueno, quería devolverte tu libro.

- ¿Mi libro?

Asentí.

- Si, te lo dejaste en el comedor.

Cogí la mochila y empecé a buscar dentro hasta que encontré el libro, dejé la mochila en el suelo, le tendí el libro

- Toma.

El extendió la mano para cogerlo y nuestras manos se rozaron, yo aparté la mano rápidamente, me empecé a marear, todo daba vueltas, cuando el me tocó había visto...

. ¿Te encuentras bien? esto... ¿Alyson?- preguntó indeciso

Asentí, aumque yo sabía a la perfección que no estaba bien, todo daba vueltas, era como estar en un barco al que el mar empujaba de un lado a otro, nunca me había pasado algo parecido, y cuando digo nunca, es nunca.

- ¿Estas segura?- volvió a preguntar.

- Si, me siento algo mareada, pero se me pasará- respondí.

Al menos esperaba que fuera asi, porque era una sensación horrible. Me senté en el suelo y puse la cabeza entre las rodillas, había oído que eso ayudaba, vi el rostro de Andrew, parecia preocupado, había algo oscuro que lo rodeaba, no sabía que era aquello y... por un momento me pareció ver a alguien al lado suyo, pero eso no era posible, no había nadie más ahí, sería mi imaginación que me jugaba malas pasadas.

-Alyson...

-  ¿Qué es eso negro que te rodea?- pregunté.

Me miró confuso.

- ¿De qué hablas?

Intenté explicarme mejor.

- Es... algo oscuro que te rodea, y te... veo a ti, y también... gente muerta.

El me miró con los ojos abiertos como platos, la cabeza me seguia dando vueltas, sentía que de algun momento a otro me iba a desmayar, ójala no ocurriera, el seguía observándome, no sabía la razón de porque había visto aquello pero... era lo que había visto, gente muerta.

jueves, 20 de enero de 2011

Capitulo 1

Estaba en mi habitación  mirando através de la ventana, llovía, no tenía compañera de habitación, no sabia si eso era bueno o malo. Supongo que echaría mucho de menos a mi mejor amiga Molly, las dos nos echamos a llorar cuando nos despedimos, y eso fué hace unos 2 días, habia llorado tanto hasta que mis ojos ya no pudieron derramar una sola lágrima más, mi madre nos habia regañado y habia dicho "venga chicas, ¿cómo si no os fuerais a ver más?" pero la verdad era que ella también habia llorado lo suyo y yo lo sabia. En la última semana habia estado inventandose un montón de excusas para que no fuera a la academia como: "Aun eres muy pequeña, espérate al año que viene" lo cierto es que ya no era tan pequeña, tenía 16 años, no se porque mi madre se empeñaba en llamarme pequeña . También me habia despedido de Nick, el novio de Molly y uno de mis amigos, nos dimos un abrazo y yo le dije: "Eh, cuidarás a Molly por mi ¿verdad? ya sabes lo loca que es, y te juro que si le haces daño de cualquier manera, vendré y te daré un par de tortas", el sonrió " Te prometo que la cuidare", yo le creí, solo me bastaba mirarle a los ojos para saber que me decía la verdad, y también saber que él quería a Molly tanto o más que yo. Molly me dió la foto de las dos con 8 años, estabamos abrazándonos, fué en su cumpleaños. Por último me despedí de mi perro Boby, era un Golden Retriever, era muy fiel, también lo echaría de menos, cogí su pelota favorita y se la lance una vez más, el fue corriendo a buscarla. Yo me dirigí al coche y me senté en la parte de atrás, mi padre conducía, era un viaje de 5 horas, antes de irme Molly me hizo prometer que la llamararía siempre que pudiera.

Si os preguntaís, porque he decidido irme a esa academia teniendo a tanta gente que me quiere incluyendo a mi perro, os diría que necesitaba un cambio, un gran cambio, conocer gente nueva, ademas, esa academia tenía algo que me atraia, por alguna razón que desconozco, sentía que debia ir a esa academia, como si me llamara, direís que eso es imposible, pero en el mundo no hay nada imposible, desde lo más profundo de mi ser, sentía que debia ir, era una sensación extraña y no podria explicarla con palabras. Ahora mirando atraves de la ventana veia caer la lluvia, estabamos en la hora de descanso, hoy habian empezado las clases, cuando tocó el timbre que anunciaba el fin del descanso, me di la vuelta, me miré en el espejo, cogí el cepillo de pelo, me recogí el cabello marrón oscuro que más bien parecia negro en una coleta, suspiré, en el reflejo del espejo estaba yo, una chica normal y corriente de 16 años recién cumplidos, a la que le gusta conocer gente nueva y ser amable con la gente que no conoce, de ojos azules, como los de mi madre, y el pelo como el de mi padre, liso y sedoso, piel blanca y no muy alta la verdad, sacudí la cabeza, si seguia así llegaría tarde a clase,  cogí el libro de matemáticas, mi clase siguiente, y lo metí en mi mochila, ahora haria compañia a lo demas libros, me dirgí a la puerta y giré el pomo de la puerta, salí de mi habitación y me dirigí a mi clase. Al llegar aun habia gente entrando, lo que significaba que el profesor aun no habia llegado, cuando entré vi a dos chicos pasandose una mochila y riendose, también habia otro chico con capucha que intentaba coger la mochila.

 - Que pasa bicho raro, ¿la quieres?- preguntó uno de los chicos el que era más grande y fuerte de pelo negro.

 Pero cuando el chico iba a cogerla el de pelo negro se la paso a su amigo.

 - Devolvedmela- dijo el chico.

 - ¿O qué?- preguntó el otro chico, no era tan fuerte como el otro, tenia el pelo marrón claro.

 El otro le cogio y le quitó la capucha, el chico tenía el pelo rubio, no le podia ver muy bien la cara. En ese momento me entraron unas ganas tremendas de ir y decirles que dejaran en paz al chico, que demonios, lo iba a hacer, odiaba a la gente como esos chicos, que se creen los mejores y molestan a los demas, no sabia como nadie en esta clase hacia algo, la gente iba a su bola, hablaban y se reian. Me dirigí con paso decidido hacia ellos, entonces los dos chicos vieron detrás de mi y le devolvieron la mochila.

 - Chicos, todos a vuestros sitios- dijeron a mis espaldas.

 Me giré era el profesor.

 - Usted tambien señorita- dijo mirandome.

 Yo asentí y me dirigí a un sitio libre, me senté y saqué los libros. Después de que terminara la clase me acerqué a una chica, también iba a mi clase de biolgia.

 - Hola- saludé.

 Me examinó de arriba a abajo, sonrió, su sonrisa se veia falsa, una sonrisa de pega.

 - Ah, hola, tu vas conmigo a clase de biología ¿verdad?

 Asentí.

 - Espera eras... Amber.

 Casi, solo había acertado en la letra "A".

 - Alyson- la corregí.

 - Oh, es cierto, perdona.

 - No importa, puedes llamarme Alys- dije.

 Ya estaba acostumbrada a que me llamaran asi.

 - Claro.

 No parecía muy interesada en hablar conmigo.

 - Sabes, ahora tengo clase de Lengua, y la profesora es una pesada, asi que tengo que irme.

 Hizo ademán de irse.

 - Espera- dije.

 Se volvió a girar hacia mi.

 - ¿Qué? tengo prisa- dijo mirandose las uñas pintadas de rosa.

 - ¿Sabes quién es el chico con el qué se estaban metiendo?- pregunté.

 - Supongo que si, es muy rarito, siempre habla solo a veces hasta le han visto gritando- dijo.

 - ¿Y solo por eso es raro? yo muchas veces también me he encontrado hablando sola, y grito cuando estoy enfadada.

 Me miró como si me faltara un tornillo.

 - Tengo que irme- dijo dando media vuelta.

Vale, definitivamente ahora creeria que estaba loca, yo me fuí a mi clase de Español. La verdad es que esta academia no tenia nada especial, incluso mi antiguo instituto era mejor, aunque tenía que admitir que había muy buenos profesores, esta academia tenía partes muy bonitas, si, lo admito, pero la gente no era como me la esperaba, aun no sabía porque habia tenido la necesidad de venir aqui, todo era tan extraño pero a la vez tan emocionante. La profesora de español estba hablando de algo, pero yo no  prestaba atención, más bien pensaba, ahora mismo me encontraba por asi decirlo en "mi mundo". Cuando todas las clases terminaron me dirgia a la taquilla, pero oí que alguien estaba hablando.

 - Déjame en paz, ¿vale?

 Miré a hurtadillas, era el chico de la capucha, bueno, vale, no se llama asi, pero no sabía su nombre, parecia hablar con alguien, salvo que no había nadie ahí, solo él y yo, aunque el no supiera que yo estaba allí, claro.

 - No puedo, ya te lo he dicho, vete- casi gritó.

 La verdad es que eso si era raro, cuando yo hablaba sola sin darme cuenta no parecia que estuviera hablando con otra persona.

 - Ya, claro, como si yo hubiera podido haber hecho eso, eso lo dices tú, pero si tu hubieras estado en mi lugar te hubieras quedado igual que yo.

 ¿Debía irme de ahí?

 - ¿Qué no? ja, eso me hubiera gustado verlo con mis propios ojos- volvió a decir

 Sí, tenía que irme de ahí, ya dejaría los libros en otro momento, la verdad es que eso era de los más extraño, salí de ahí y fuí a mi habitación.